Miedo
Noto cada uno de los vellos de mi cuello erizándose. Poco a poco, van irguiéndose mientras pequeños escalofríos se extienden por todo mi cuerpo.
Una brisa helada que dura un momento, manda otro escalofrío directo a mi columna. Tras un segundo me planteo si lo he imaginado, pero mi cuerpo sigue frío y en tensión.
No oigo nada, el silencio es absoluto. Pero aun así imagino mi respiración y mis latidos, retumbando dentro de mí y desvelándome. Al poco, comienzo a imaginar los sonidos que haría el causante de mi pánico si de verdad pudiera escuchar algo. Mi mente imagina gritos que se escapan del purgatorio y el ruido de una dentadura que n